Experiencia enoturística en bodegas Menade: tradición, sostenibilidad y sensaciones únicas

Sumérgete en la auténtica esencia del enoturismo en Bodegas Menade, donde la historia y la innovación se dan la mano para ofrecer una vivencia inolvidable en Rueda. El recorrido comienza en las bodegas subterráneas, fundadas en 1820 por los antepasados de la familia Sanz, un espacio cargado de legado vitivinícola y atmósfera intelectual. La planta de entrada destaca por su extensa biblioteca, una majestuosa mesa de madera y una oficina que evocan el espíritu curioso y visionario de generaciones dedicadas al vino.

Primera planta bodega subterránea bodegas Menade

Al adentrarse en la galería subterránea, el visitante queda impresionado por la arquitectura que, en ocasiones, se estrecha y recuerda a las antiguas minas, creando un ambiente único y evocador. La experiencia sensorial se intensifica con las catas de vinos de guarda, verdaderas joyas enológicas. Degustar un vino de 1910 es un viaje en el tiempo, con matices que recuerdan a los mejores caldos de Jerez de la Frontera.

En la finca de Rueda, la filosofía sostenible de Bodegas Menade se hace palpable. El director de enoturismo explica con pasión cómo los hoteles de insectos y la integración de la naturaleza son pilares fundamentales en el cuidado de sus viñedos, dotando de sentido y vida a cada hectárea cultivada.

 La contemplación de los viñedos desde las vidrieras de la bodega regala una panorámica impresionante, perfecta para conectar con el entorno.

La visita culmina con una cata de tres vinos representativos de la bodega, acompañados de dos quesos artesanos y el tradicional pan de Rueda, mojado en aceite de oliva virgen extra. Este maridaje, que resalta los sabores locales y la excelencia de los productos, es una experiencia imprescindible para quienes buscan descubrir la auténtica cultura del vino en Rueda.

Vista de los viñedos de bodegas Menade en Rueda